
¿Cómo saber cuándo
una persona necesita atención urgente? |
Dolor repentino en cualquier localización del cuerpo.
Mareo súbito, dolor de cabeza o cambios en la visión.
Debilidad o fatiga extrema. Dificultad para respirar o presión
toráxica.
Vómitos o diarreas severos o persistentes.
Sangrado significativo, acompañado o no de dolor.
¿Qué hacer frente a un
accidente? |
Ante un accidente uno suele tener sensación
de paralización. Se debe hacer algo, pero... ¿Qué?
Guardar la calma.
Ante todo no hacer daño. No mover a alguien que está herido, que ha
perdido la conciencia, que se queja de dolor de cuello, etc.
Llamar cuanto antes a los teléfonos de ayuda:
107: Emergencias Sanitarias en la vía pública
911: Policía
100: Bomberos (éstos últimos de ser necesario).
No moverse del lugar hasta que aparezca la ayuda solicitada.
Cuidado de heridas
menores |
Los cortes, rozaduras o heridas menores no
suelen requerir atención en urgencias. Es esencial, sin embargo, tratar
adecuadamente la infección u otras complicaciones de las mismas. A
continuación se indican unos cuantos pasos a seguir en el control de
heridas menores:
Parar la hemorragia. Se hace aplicando presión con un apósito seco o
empapado en algún producto hemostático (agua oxigenada).
Si el sangrado es persistente y continúa después de varios minutos de
ejercer presión sobre la zona, buscar inmediatamente cuidado profesional.
Mantener la herida limpia. Lavar la zona con agua y jabón neutro,
quitando toda suciedad de los bordes de la herida. También se puede
aplicar una solución antiséptica local. A continuación debe cubrirse con
un vendaje protector a menos que el corte sea en la cara, en cuyo caso se
deja al aire con una simple capa de antiséptico.
Para parar una lesión sangrante seria, hay que seguir los siguientes
pasos:
Acostar a la persona afectada. Si es posible, la cabeza debe estar
ligeramente más abajo que el tronco o las piernas. Esta posición
incrementa el flujo sanguíneo al cerebro. Elevar el miembro sangrante
para reducir el flujo.
Limpiar cuidadosamente la herida que sangra.
Aplicar presión directamente en la herida con un vendaje estéril o un
trapo limpio. Maniobrar con guantes descartables.
Mantener presión hasta que pare el sangrado y en ese momento envolver
cuidadosamente la zona con un vendaje compresivo. (Si no se tiene nada a
mano, use un simple trapo limpio).
Si el sangrado continúa y la sangre se cuela a través de la gasa o
trapo, no moverlo, añadir más material absorbente encima y buscar ayuda
médica de inmediato.
Si el sangrado no se para con presión directa, puede ser necesario
aplicar presión a la arteria más importante que nutre de sangre el área
de la herida.
Hay que inmovilizar la parte sangrante una vez que el sangrado a sido
controlado, dejando las vendas en su sitio, y llevando la persona herida
a un servicio de urgencias lo más pronto posible.
Tratamiento del sangrado
nasal (Epistaxis) |
Sentarse o quedarse de pie, lo que favorece el lentificar el flujo de
sangre hacia las venas de la nariz.
No echar la cabeza hacia atrás.
Colocar una mano en la nuca y con la otra hacer presión fuerte sobre
el tabique.
Taponarse la nariz con el índice y el pulgar y respirar a través de
la boca durante 5 o 10 min.; esto parará el flujo de sangre.
Empapar una gasa con agua oxigenada e introducirla en la fosa nasal
sangrante.
Si el sangrado no para en 10 o 15 min., buscar rápidamente asistencia
médica.
Cuando se produzca una quemadura se debe colocar de inmediato la
parte afectada en agua fría hasta calmar el dolor o el ardor.
Si la quemadura es leve, bastaría con aplicar solución de
nitrofurazona impregnado en gasa estéril y vendar.
Si la extensión es mayor, cubrir con gasa impregnada en nitrofurazona
crema, antes se debe extraer todo elemento extraño, incluso restos de
piel de ser necesario (si reventó una ampolla, por ejemplo).
Fijar el apósito con un vendaje.
Si se forman ampollas, no romperlas, dada que la misma mantendrá
aséptica la herida.
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